Su lecho de muerte: una banca del atrio de San Marcos
Tuxtla Gutiérrez (Ch24/7). Una mujer perdió la vida esta tarde de martes luego de desvanecerse en una de las bancas del atrio de la Iglesia de San Marcos; hecho que movilizó a elementos policiacos y prehospitalarios.
El deceso causó fuerte expectación entre las personas que en ese momento se encontraban en el señalado lugar. La mujer fue identificada por su hijo como Irma Gómez López, originaria de la colonia Sarabia, municipio de Comitán. Dijo que mientras se encontraban en una de las bancas del atrio de la catedral, su madre se desvaneció debido a una congestión alcohólica.

HECHOS. Alrededor de las 16.20 horas, las personas convivían en un martes tan ordinario como el calor que acechaba la tarde en la capital chiapaneca.
Irma, de entre 45 y 50 años de edad, estaba sentada en una banca verde, a un costado de “La Cruz” y acompañada de su hijo. Vestía un pans rojo, chamarra café y tenis con vivos rosas; de tez morena clara y cabello negro casi a los hombros.
CONVULSIONÓ. De pronto su salud se complicó. De acuerdo con testigos, la mujer sufrió una convulsión que le impidió respirar.
Su hijo intentó ayudarla y de inmediato pidió el apoyo al 911. Luego de algunos minutos, se movilizaron paramédicos de Protección Civil hasta el lugar de los hechos. Irma estaba sentada, inclinada a su derecha y, aparentemente, antes de su deceso, se encontraba en estado de ebriedad.

¿INDIGENTE? Los socorristas hicieron todo lo posible para reanimarla, pero sólo corroboraron que ya había muerto. Nadie lloró, pero su hijo descartó que fuera indigente.
DILIGENCIAS. Elementos de Servicios Periciales llegaron para desarrollar el protocolo: realizan anotaciones, toman fotografías, encierran el cuerpo entre pantallas negras, luego lo meten a una bolsa y en una camioneta blanca lo llevan al Servicio Médico Forense (Semefo) para practicarle la necropsia de ley.
Los policías retiraron las cintas de restricción, esas de color amarillo; de hecho, mientras Servicios Periciales laboraba, las puertas del atrio de la iglesia fueron cerradas por los elementos policiacos en un intento por no contaminar la escena. Poco a poco volvió la normalidad en el atrio y sus alrededores, se escuchaba una cacofonía de personas hablando, autos avanzando, las campanas de la iglesia anunciando una hora más.
Fotografía de portada: Marco A. Rangel
