Políticamente Incorrecto / ¿Qué pasará cuando la esperanza muera?

Javier Opón

 

Apenas han transcurrido 7 meses de la llega de la Izquierda al poder y la desilusión y desesperanza empiezan a mostrar su rostro: un rostro de inconformidad y enojo de quienes rodean al presidente.

En estos 7 meses le han renunciado 7 funcionarios de su gabinete, entre ellos dos secretarios: la secretaria del Medio Ambiente, Josefa González Ortiz Blanco, y el secretario de Hacienda y Crédito Público, Carlos Urzúa Macías, entre otros de menor relevancia, pero no menos importantes.

La desesperanza inicia en el primer círculo del presidente y desciende a un gran número de mexicanos, de esos de a pie, y prueba de ello es que en esta ocasión no pudo llenar el Zócalo de la Ciudad de México sin usar las viejas prácticas de la mafia del poder, ¡sí!, eso que conocemos como acarreo.

Dicen fue obligatorio para los municipios morenistas aportar su cuota de personas para llenar la plancha del zócalo y desde luego no faltó el arribista de otro partido que buscara congraciarse con el presidente y la 4T, logrando, según ellos, asegurar por lo menos impunidad al término de su periodo.

Hace dos años platicando y reflexionando con amigos –todos ellos conocedores y hacedores de la política y formados en la izquierda- sobre qué pasaría de llegar Andrés Manuel a la presidencia, cómo sería el futuro de los mexicanos que apostaron su esperanza en las capacidades del presidente, la mayoría no le dio más de dos años para que el encanto se rompiera y parece que la realidad nos dio la razón.

Andrés Manuel es el presidente electo con mayor número de votantes en la historia reciente de nuestro país, pero también el presidente con mayor número de metas, cosa que no es, ni será fácil alcanzar en la realidad mexicana.

Aún recuerdo muy bien aquella famosa frase pronunciada por ahora presidente en la 81 Convención Bancaria en Acapulco, Guerrero: “Si se atreven a hacer un fraude electoral, yo me voy a Palenque y a ver quién va a amarrar al tigre, el que suelte el tigre que lo amarre, yo ya no voy a estar deteniendo a la gente luego de un fraude electoral, así de claro, yo por eso deseo con toda mi alma que las elecciones sean libres y limpias; y que decida el pueblo quién será el presidente”. Lo que jamás imaginó fue que el “tigre” se le soltara de sus propias manos.

Ese tigre se ha convertido en grupos de resistencia al Tren Maya, al Corredor Transísmico, en el EZLN, en la Policía Federal, en grupos delincuenciales que minan las diferentes regiones del país sin que el presidente pueda lograr acuerdos favorables, que le permitan avanzar en el desarrollo de su proyecto de gobierno.

Hoy a solo siete meses de su gobierno el desmoronamiento del gabinete refleja la debilidad de su mandato, la falta de pericia para elegir a sus integrantes y la falta de un verdadero equipo que respalde su proyecto de nación –si es que lo tuviera- es más que obvio que un país como México ya no se puede erigir a la sombra de un mesías, y mucho menos con ocurrencias sin sustento alguno.
18 años no le alcanzaron a AMLO para formar un equipo sólido que le ayudara a mantener el control de la 4T y lograr, así, consolidar su proyecto de nación; su pragmatismo tampoco le ayudó a tejer alianzas sólidas y confiables que le permitieran gobernar como sí lo logró el PAN en su periodo de alternancia y el PRI en los 76 años que estuvo al frente de este país.

No basta con denostar a quien formó parte de tu equipo para que la realidad cambie, tampoco con pedir a la bancada de tu partido que lo haga, que se diga que le quedó grande el cargo, que no estaba preparado para afrontar la 4T, puesto que en el discurso de campaña se pregonaba que el gabinete lo integraría los mejores hombres y mujeres de este país, y hoy decir que no estaban preparados, demuestra la falacia del discurso.

Cada día que pasa la esperanza se agota para miles de mexicanos, que no vislumbran el cambio que tanto se pregonó, y que muy por el contrario, la esperanza muera a cada minuto, a cada asalto a mano armada, cada vez que una mujer es asesinada o desaparecida, cada que un joven mexicano muere a manos del crimen organizado; también muere cuando el presidente minimiza los problemas ambientales como el sargazo o la deforestación de manglares y selvas, muera cada que vez que una mujer pierde la vida en los hospitales desbalijados por gobiernos anteriores, muere cuando no hay responsables de los desfalcos millonarios en cada estado de la república mexicana; la esperanza muere cada que un indígena abandona su comunidad.

No hay duda, la esperanza muere lentamente, ¿qué pasará cuando ésta termine de fenecer? ¿Qué hay después de la esperanza?
P.D. Tuxtla es la ciudad de la desesperanza, lo que alguna vez fue un pueblo tranquilo y seguro, hoy está convertido en una ciudad insegura y llena de problemas de todo tipo, y pese a que en el municipio lo gobierno el partido de la esperanza, la mayoría de los tuxtlecos ya la perdimos ante la ineptitud de su alcalde Carlos Morales que lo único que persigue es llenarse los bolsillos con los pocos billetes del erario sin importarle un comino lo que los tuxtlecos pensemos; creo que es necesario pedir el desafuero y la destitución de este tipejo que ha demostrado su falta de capacidad para ocupar dicho cargo y que además ensombrece el buen desempeño del ejecutivo del estado.

Hasta la próxima.

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javieropon@hotmail.com

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