Con un altar, periodistas exigen #JusticiaParaMario
Itzel Grajales

Tuxtla Gutiérrez (Ch24/7). El rostro de Mario Leonel Gómez Sánchez se iluminaba con el fuego de las veladoras que un grupo de periodistas colocaron, una a una, en la entrada del Palacio de Gobierno de Tuxtla Gutiérrez, a modo de altar, para recordar que este viernes se cumplieron siete días de su asesinato, en el municipio de Yajalón.
Oscurecía en la capital del estado, cuando llegaron a la explanada central para realizar el acto simbólico. Compartían anécdotas, se saludaban con notoria camaradería, frente al edifico que alberga el Poder Ejecutivo, mientras el caricaturista Enrique Alfaro hacía el retrato con la técnica de estarcido, en una pared que cubre la entrada principal.
Aerosol y brocha, el gesto del periodista de Yajalón —firme, serio y de frente—, quedó plasmado en blanco y negro, con su nombre en mayúsculas:
MARIO
El mismo que el 21 de septiembre fue ultimado afuera de su casa, a balazos, por dos hombres que circulaban en una motocicleta.
El corresponsal de El Heraldo de Chiapas que cubría nota roja, política y otros temas, pero que también se reservaba información y no la publicaba para no exponer su integridad ni la de su familia, según cuentan colegas con quiénes tenía comunicación frecuente.
Mario, el padre; Mario el hermano, el tío; Mario el hijo; Mario, el universitario rebelde; Mario, el periodista valiente; Mario, el compañero caído…

Reunidos alrededor de su imagen, con las veladoras encendidas y varios ramos de flores en el piso, cual ofrenda, los periodistas expresaron el sentimiento de impotencia que comparten al saberlo muerto; exigieron justicia y verdad, sin dobleces, sobre lo que ocurrió ese viernes.
Narcomenudeo, la línea de investigación.
Un detenido que sirvió de ‘halcón’.
Sí, lo mataron por su trabajo periodístico.
Ya hay avances.
Respecto a la escasa información oficial, pidieron a la Fiscalía General de Justicia (FGE) que no presente a “chivos expiatorios”; sino que las autoridades competentes castiguen ejemplarmente a los autores materiales y también a los intelectuales.
No nos conformaremos con menos, sostuvieron, pues si bien esta misma tarde el Congreso del Estado aprobó una pensión vitalicia para los deudos de Mario, ningún acto compensatorio será suficiente si el asesinato queda impune. Es por ello que se pronunciaron por una investigación seria y profunda, caiga quien caiga.
De noche, en esa media luna que formaron, en ese ambiente luctuoso construido con la luz de las veladoras y las flores, mostraban fraternidad; sin embargo, dijeron sentirse solos ante una ciudadanía indiferente.
¿Dónde están las organizaciones sociales, los maestros, las mujeres, los campesinos a los que hemos dado voz? Nos dejaron solos nuevamente —reclamaron—. No hay reciprocidad.
Hombres y mujeres, periodistas todos, se comprometieron a estar cada viernes en ese lugar, a organizarse de algún modo, a ser la pluma y la voz de Mario, hasta que haya justicia.
Desde hace 25 años no asesinaban a un periodista en Chiapas. No así. Antes de este caso, el último fue Roberto Mancilla, y quedó impune.
La historia no debe repetirse.
Foto de Portada: Carlos Díaz Vázquez

