Ojos de perro azul

René Delios

A los medios informativos les toca el varo; a los periodistas -que son otra cosa, sin derechos labores de ninguna clase- las balas: los buenos periodistas por lo general no son ricos y aún los reconocimientos no tienen jubilación y en el argot no es raro enterarse de un compañero mayor que muere sin nada.


Por eso los más de los ciudadanos se equivocan con eso de llamar chayoteros a todo periodista que no coincide con sus ideas.
Desde luego que están los periodistas militantes -con tendencia partidista y hasta ideólogos-, tan parciales como los oficiosos.
Como en el caso de los políticos que se creen invisibles e invencibles en sus actos de corrupción, es imposible ocultar los servilismos y silencios de un comunicador.


Todo talento es solitario, la opinión lo es: por eso debe ser concreta y no dispersa; si no contiene no convence: repetir la mentira no es hacerla verdad.


Pero en éste país con políticos y partidos de muy mala calidad y factura ¿cómo convencerlos de que no convencen a la opinión pública? Soberbios no ven las estadísticas.


Los gobiernos corruptos -sin excepción de nivel de gobierno, en la entidad que sea- no entienden que su despresiable labor sucumbe sus siglas.


Insisten desde partidos, sus candidatos, gobiernos, sectores, grupos, caudillos y luchadores sociales, en la simulación.


Así, igualito a la llamada libertad de expresión en México, que hoy quieren o van a celebrar, cuando esta en duda su calidad ante esa opinión pública que la reclama, esa es la verdad, desde hace mucho tiempo, como reclama también democracia y respuesta social, fin al mal uso de recursos y prácticas de corrupción…

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