Ensalada de Grillos / Peladito y en la boca


Ciro Castillo


Aquel domingo primero de marzo de 2020, cuando la Secretaría de Salud estatal reportó el primer caso de COVID19 en Chiapas, se nos pusieron “los pelos de punta”. En las redes sociales y en el boca a boca se multiplicó el miedo.

Sin exagerar, muchos creyeron que era el principio del fin. Hubo compras de pánico de oxígeno y de medicinas que, suponíamos, podían servir para tratar la enfermedad; bueno, hasta se reportaron curiosas adquisiciones de papel higiénico en los súper mercados, algo que nadie nunca entendió por qué.

Las escuelas se cerraron pronto. Algunos municipios y comunidades se atrincheraron, pues la gente consideró que lo mejor era sellarlas; nadie entra y nadie sale. Se cayeron las reservaciones en hoteles. Los restaurantes se vaciaron. Los cines apagaron las pantallas. Miles de negocios bajaron sus cortinas y algunos nunca volvieron a subirlas…

¿TAN RÁPIDO NOS ACOSTUMBRAMOS?

Hoy, año y medio después, con más de 238 mil muertos en México y más de mil 600 en Chiapas, según cifras oficiales, además de unos 2 millones 748 mil casos confirmados (quienes ya experimentaron en carne propia la crudeza del COVID19 o perdieron la vida), parece como si ya nos hubiésemos acostumbrado a los números.

Después de las medidas preventivas que, mostraron cierta efectividad, llegaron las vacunas de distintas marcas, y otra vez la rumorología que, para eso nos pintamos solos. Nos llega un mensaje al WhatsApp, y sin siquiera pensar si es información precisa, le damos reenviar. Es como si en lugar de asustarnos solo nosotros, quisiéramos asustar a los demás.

Aunque México no ha fabricado las vacunas, la 4T y eso sí no lo podemos cuestionar, destinó el recurso suficiente para hacerse de marcas como Pfizer BioNTech, AstraZeneca, Cansino Bio, Sputnik, Sinovac y las que aparezcan. Van 58 millones de dosis aplicadas entre diciembre pasado y la última información al respecto.

El problema es que, y eso lo hemos vivido en Chiapas donde la vacunación ha ido lenta, nos hemos dejado llevar por las noticias falsas y la rumorología, en lugar de la información precisa, real y certera.

Miles hemos tenido a familiares, amigos y conocidos que han enfermado o han muerto; sin embargo, seguimos creyendo que todo es responsabilidad del gobierno y no queremos ni hacer el esfuerzo de vacunarnos y continuar con las medidas sanitarias como el lavado de manos, guardar sana distancia y utilizar cubrebocas.

Que mejor para después, que me espero un poquito. Que mejor luego porque no podré tomarme unos tragos durante 21 días. Que dicen que te ponen un chip. Que la de Cansino no sirve porque es china. Que la AstraZeneca da mucha reacción. Que el primo de un amigo se la puso y aún así se enfermó y murió. Parece, como coloquialmente se dice, que queremos todo peladito y en la boca…

NO ES COMO ANTES

A quien le tocó “remojón” desde la mañanera fue al gobierno de Chiapas. AMLO, dijo, evidentemente sin la información completa, que la entidad más empobrecida del Sur de México se había rezagado en la vacunación contra el COVID19 porque no hubo coordinación, porque no pidieron la vacuna a tiempo.

Llovieron las críticas en algunos medios nacionales que, igual que el Presidente de México, fueron metidos en una especie de teléfono descompuesto.

La realidad es que, Rutilio Escandón, el más serio de los últimos gobernadores que ha tenido la entidad, no ha parado de empujar para que la vacunación alcance los promedios nacionales; sin embargo, como lo dijimos desde el comienzo de su gobierno, gobernar Chiapas no es “enchílame otra”.

Cuando se enfrentan problemas como una pandemia que ha sorprendido hasta los países más poderosos del mundo, llevar la vacuna a todos los rincones de la entidad, pero, sobre todo, convencer a la población de sus bondades resulta ser una tarea titánica.

Fuentes gubernamentales indican que, más de 40 municipios, la mayoría con población indígena, rechazaron la vacunación anti COVID19, por sus usos y costumbres, por desinformación.

Ni el perifoneo en su propio idioma, ni las muertes de cercanos, ni el despliegue de información los ha logrado convencer.

Algunos aún siguen creyendo que el COVID19 no existe o que se trata de una invención del gobierno mexicano o de los países que dominan al mundo.

Ah, eso sí, cuando enfermamos, cuando sentimos que la “huesuda” se aproxima, entonces sí corremos al hospital, aunque sea demasiado tarde…

COMO PEZ EN EL AGUA

Al que mandaron como “bateador emergente” a Chiapas fue al tuxtleco, Zoé Robledo Aburto, quien para eso de hablar y escribir se pinta solo.

Lo primero que pensamos (grilleros que somos) es que enviarlo para coordinar la estrategia de vacunación emergente tenía jiribilla política. También tiene su corazoncito. A quién le dan pan que llore, dijimos.

Hoy, los resultados empiezan a hablar por sí mismos. En 15 días, con corte a este sábado, se ha logrado aplicar 360 mil dosis, una tarea compleja, sin consideramos que Chiapas tiene más de 20 mil localidades.

Este lunes, y para echar toda la carne al asador, habrá funcionando 100 módulos de vacunación que darán prioridad a mayores de 30 años en cabeceras municipales y a mayores de 18 en zonas rurales.

Lejos de la “politiquería” y sin apasionamientos, a Zoé Robledo lo mandaron de bombero, pero de nada sirve el uniforme, el camión, la manguera y el agua, si no se sabe hacer bien la chamba…

ADEREZOS

—Tómala. Rutilio Escandón dijo este fin de semana que por dinero no paramos en la compra de medicamentos; además, que ya no es como antes, cuando se robaban todo y simulaban la adquisición de las medicinas recurriendo a factureras. Al que le venga el saco que se lo ponga…

—Maestros que ya recibieron la vacuna CansinoBio comienzan a “revacunarse” con la AstraZeneca. Otra vez, la maldita desinformación…

—Incongruencia. Los bares siguen abiertos y se anuncia un concierto para septiembre en el “Foro Chiapas”. Cómo, muchos no quieren clases presenciales, pero sí quieren fiesta…

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